¿Qué
sucede cuando todo por lo que has luchado a lo largo de toda tu vida
desaparece, cuando el motivo de despertarse cada día e intentar ser mejor se
esfuma?
¿Qué
piensas cuando sabes que te estás muriendo y que todo lo que has hecho en esta
vida ha sido inútil, efímero y sin importancia?
¿Cómo
te sientes al llegar a lo más bajo de la miseria? ¿Qué sientes soledad,
tristeza, arrepentimiento o tal vez odio?
¿Cómo
afrontar los malos tiempos? Algunos dicen que hay que poner la otra mejilla y
otros opinan que hay que ser fuerte y seguir adelante. ¿Pero cómo hacerlo si ya
no encuentras motivos para vivir?
En
este dilema se encontraba Eve una adolescente un poco complicada en ciertos
aspectos, no fumaba ni bebía ni tampoco hablaba con las demás personas, era reservada
y muy independiente. Todo esto hacia que
Eve fuera considerada como un “bicho raro” por profesores, alumnos y personas
en general.
Un
día se despertó con los ojos embarrados de lágrimas y rímel, no sabía que había
sucedido durante el sueño, ella pensaba que habría sido algo realmente malo.
Pero lo que de verdad soñó fue con una vida normal, con unos padres que la
querían y amigos que la respetaban, con una vida fuera de las cuatro paredes
negras de su habitación. Soñó con su libertad, con su liberación, con el adiós a
su antigua “yo”. Por primera vez en toda su vida había sido feliz.
A
medida que los días iban pasando y los vagos recuerdos de aquel sueño iban
desapareciendo en su cabeza, Eve también iba olvidando todo por lo que había
luchado todos estos años, todo por lo que había aguantado un día tras otro…
Olvidó que tenía esperanza y que todo aquello pasaría, que solo era una etapa
de su vida, una dura pero la lograría superar.
Los
días fueron largos y durante las noches intentaba con todas sus energías volver
a sentir lo que sintió en el sueño, pero a cada intento fracasado las emociones
se iban alejando más de ella.
Una
tarde de invierno mientras todos paseaban bajo la lluvia, o se calentaban
frente al fuego o simplemente seguían disfrutando de la vida, Eve se miró al
espejo. En ese mismo instante se dio cuenta de que; todo por lo que había luchado
había sido mentira, ya que jamás sería tan feliz como en aquel sueño, de que
lentamente iba muriendo en silencio por la pena que infectaba la sangre de sus
venas, y por último se dio cuenta de que no la quedaba nada por lo que vivir desde
hace muchos años atrás…
Lo
que Eve sintió en aquel momento en que se dio cuenta de todo aquello, no fue
más que lo que había sentido antes, dolor, tristeza, soledad, pero lo que
diferenciaba a aquellos sentimientos renovados era que esta vez sabía con
seguridad que tenía toda la razón y no se confundía. Ella no era la rara, si no
todos los demás que se escondían tras mentiras, ella solo logró descubrir la
verdad y descubrir que nada nos agarra a esta vida. Y decidida así terminó allí
mismo con todas las farsas.
Hola ninos. una Historia desgarradora, pero tan cierta. un final quizas para ella feliz porque asi por fin encontraria la paz en su alma..
ResponderEliminarbesitos.