miércoles, 18 de mayo de 2011

Felicidad igual a querer

-¿Cómo puedo hacerte feliz?
-Dime que soy libre, que mañana mismo puedo hacer las maletas e irme lejos, muy lejos, no volver a ver a nadie, andar por el bosque y no preocuparme del mañana, solo del presente. Dime eso, dime solo eso y hazme creerlo y tendrás mi FELICIDAD.
-¿te sirve un... TE QUIERO?

domingo, 15 de mayo de 2011

Días de Guerra.

Londres, 14 de Agosto de 1942.
                Cada día que pasa, tu ausencia se va apoderando de mi corazón y lentamente, poco a poco y cruelmente, lo va quebrando en miles de pedazos. Un día te fuiste a la guerra, sin decir si quiera un adiós, un simple te quiero…
                Me dejaste aquí, lejos de tu amor, de tu cuerpo, de tu calor, noches en vela pensando si estarás vivo o muerto, días eternos esperando al menos una carta, una noticia… ¿Es acaso tanto pedir?
                Muerta en vida, si tú no estás a mi lado, cristales de hielo recorren mis venas ahora que tú no estás para fundir el frío en mi interior…
                Han pasado 2 meses, 2 duros y largos meses sin noticia alguna de ti. Desearía contarte tantas cosas… tantas cosas son las que te estas perdiendo, por una maldita guerra, que no se libra en los campos de batalla, si no en despachos y en congresos.
                Carne de cañón, almas perdidas, por el egoísmo de un par de personas ¡¡¡Arrogantes, todos ellos, egocéntricos sin escrúpulos!!!
                Corren tiempos duros, para miles de personas, miles de mujeres que al igual que yo esperan a su amado, día tras día.

                 Londres, 25 de Septiembre de  1942.
                Hace pocos días que recibí tu carta, lo primero que pensé al verla allí, fue algo terrible, la abrí temerosa tras dejarla varios días en la mesilla de noche sin apenas tocarla. Todos los recuerdos a tu lado me llegaron de golpe a la memoria al leerla, parecía como si pudiera sentirte de nuevo junto a mí, como antes, mucho antes de la guerra, ¿lo recuerdas? 
                Esta carta ha hecho que me conciencie de lo mucho que te quiero, de todo lo que significas para mí, de que sin ti mi vida pierde el sentido, que sin un presente a tu lado quedo sin futuro a merced del fatídico destino, un destino incierto.
                Cada noche leo una y otra vez tus palabras, unas palabras que dicen así:
Querida Marjorie:
            Frente al campo de batalla, con bombas cayendo a mí alrededor, y metralla por doquier te escribo esta carta, con el fin de informarte de mi situación actual.
            A lo lejos, detrás de los escombros y los tanques ardiendo se alzan las trincheras enemigas. Pero eso no es impedimento para el amor eterno que siento hacia tu ser, aún en los peores momentos, tu rostro, tu voz, tu piel… tu pelo, tú, todo eso me hace salir adelante, no darme jamás por vencido, andar por encima de los enemigos con la cabeza bien alta, aunque me duela hacerlo, pero… aquí hay un dicho que se hace realidad en el campo de batalla: O ellos, o yo.
            Y desde luego, no tengo ninguna intención de no poder volver a verte nunca más, así que descuida, volveré, y nos amaremos como nunca antes nos habíamos amado, como la primera vez, como si todo volviera a empezar de nuevo, solos tú y yo…
                                       Atentamente y con cariño, Phillip.
P.D: Pronto, muy pronto nos volveremos a ver, lo prometo.
                                                               Paris, 14 de Agosto de 1942.

                   Londres, 20 de Enero de 1943.
                Los bombarderos entraron de improvisto en la capital poco tiempo hubo para refugiarnos, todo quedo reducido a cenizas, junto a mis esperanzas de volver  ver a mi querido Phillip.
                    Londres, 21 de Enero de 1943.
                Ya no puedo guardar más la compostura ante mis camaradas soldados, no puedo pensar en la idea de que ella este… muerta. Un largo campo en escombros con algunas maltrechas casas aún en pie se alza a lo largo del curso del Támesis
                Me encuentro frente a lo que queda en pie de mi hogar, en Abbey Road. A duras penas me abro camino entre los escombros de los recuerdos carbonizados por las bombas, reconozco el salón, el cuarto para el bebé que estamos deseando tener, por fin encuentro las escaleras que conducen a la planta superior, subo con cuidado las maltrechas escaleras y me dirijo a la habitación… no puedo soportar la idea de perder a mi amor, mi vida… Todo se comienza a nublar, no, no puede ser, ¿¡¡Por qué!!? ¿!!Por qué!!?
                Marjorie está tirada en el suelo de la habitación, una pesada viga atrapa su cuerpo, en un intento vano por aferrarme a su vida, corro hacia ella y pruebo a mover la viga, pero es muy pesada… aun así no me rendiré…
                Entre sus manos, esconde una carta, manchada de ceniza y lágrimas. Era mi carta, por lo menos tuvo la oportunidad de saber cuánto la quería.
                Abrí mi sobre, y descubrí que dentro de él no estaba mi carta, si no otra, otra escrita por Marjorie. Desdoble la hoja lentamente y con cariño, y me dispuse a leer la carta.
                Las manos me temblaban excesivamente, sabía que no podría aguantar otro golpe tan doloroso como el de perder a la mujer que amaba, con lágrimas en los ojos, me dispuse a leer la última carta de Marjorie.
Querido Philip:
Te escribo una vez más, para decirte todo lo que te amo y cuanto deseo poder vernos otra vez, pero creo, por alguna extraña razón que no será posible, aunque deseo con todo mi corazón que esté equivocada, y poder reencontrarnos y poder decirte en persona, pero no me lo podría perdonar si me pasara algo y no lo supieras.
Lo que tenía que decirte, es que estoy enferma, tengo cáncer, los médicos no saben cuánto podría seguir con fuerzas y por eso no te he mencionado la otra noticia en ninguna de mis anteriores cartas, no quería que te hicieras falsas ilusiones.
 Estoy embarazada, no sabes cuánto me alegré al saber la noticia, pero ahora… no puedo soportar el dolor que me causa arrebatarte el poder tener un hijo conmigo a causa de la maldita enfermedad que me consume por dentro… lo siento, desearía poder compensarte, pero sé que tú y yo juntos, podremos superar todo lo que nos venga encima.                                                 
                                                         Juntos tú y yo, para siempre.
                                                                                        Marjorie.
                                                                        19 de Enero de 1943.
                Me desplome de rodillas en la habitación, era demasiado, no lo podía soportar mi vida se vio borrada en cuestión de segundos, no veía escapatoria posible de mi dolor, ni futuro sin Marjorie.
                Es gracioso lo que puede cambiar tu vida con unas cuantas palabras, o una sola noticia, una muerte, un hijo recién nacido…
                Pues mi vida se vio rodeada por la muerte y el dolor, un dolor que jamás se me olvidaría…

Londres, 1993
                Ahora, después de 50 largos años los sigo echando de menos, mi querida Marjorie, espero que estés orgulloso de mi, por seguir adelante, por no rendirme, aunque haya sido duro, muy duro, y en ocasiones hubiera intentado acabar con la angustia, pero gracias a Dios encontré a Nattaly, y me hizo acallar las voces de mi interior… Pero aun hoy, después estos 50 años te sigo queriendo y nunca me he olvidado de ti ni del fruto de nuestro amor…
                Ahora, solo deseo, que la enfermedad que te devoraba por dentro a ti, acabe conmigo y nos podamos volver a reunir, Tú, yo y nuestro pequeño…



Espero que os guste la nueva imagen del Blog, BESOS.
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