domingo, 6 de febrero de 2011

En un bosque muy, muy lejano...

       Me levanté con una gran sonrisa en la cara pensando minuto a minuto, segundo a segundo en tu voz, en ese olor a limón y tomillo,  en tu pelo, en tu cuerpo, en todo tú ser. Esperando el momento de reencontrarme contigo salgo de casa, hacia un futuro incierto; recorro los bellos paisajes del bosquecillo que me separa de la humanidad, trinos de pájaros, aromas de flores, todo me envuelve con esa dulce fluidez, todo es tan perfecto que parece mentira.
       Allí entre los árboles, tu figura se dibuja ante mí, lentamente… andamos el uno hacia el otro mientras nuestras miradas son incapaces de separarse. Por fin puedo verte con claridad, miles de lágrimas caen por tus grandes ojos azules. Levanto la mano, tu rostro refleja horror, te quiero tocar… todo se detiene, el corazón se acelera, la cabeza me da vueltas, a pocos segundos de tocarte apartes la cara, evitando el contacto.
       -El amor te consume, hasta tal punto que no puedes más…
       Aún ahora, después de mucho tiempo desde el momento en que te desvaneciste delante de mí, tus últimas palabras siguen flotando en el aire…

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