sábado, 25 de diciembre de 2010

La escapada



Era una tarde lluviosa y fría. Yo estaba en mi habitación, encerrada, sin poder salir. No podía más. Se conoce que hoy era uno de esos días en que mi padre no tenía muy buen humor, y por consiguiente, no me dejaba salir. No lo entendía. Sí, estaba lloviendo, y mucho, pero aún así yo quería salir, respirar fuerte el aire fresco, y notar algunas gotas de lluvia acariciándome la cara suavemente. Pero claro, eso no podía decírselo a mi padre, pues le daría uno de esos ataques de histeria y me empezaría a gritar que esas ideas eran de loca. Pero, ¿y qué?, a lo mejor estaba un poco grillada, sí, pero me daba igual, prefería estar así. Por lo que me escapé. Os preguntaréis como una niña de diez años se escapa de su habitación, estando ésta situada a una distancia de cinco metros sobre el suelo, pero bueno, de algo me serviría mi brillɑnte lσcurɑ. Había visto miles de películas con esta escena, y aunque no me fiase mucho de mi seguridad, me daba igual. Me enrollé la sábana a la cintura y até el final de mi cuerda casera a las patas de la cama. ¡Vaya!, me dije, justo antes de dar el salto me di cuenta de que podrían sonar las patas de la cama al arrastrarse por el suelo con el peso de mi cuerpo. Así pues, cogí unas piedras pesadas que tenía en el armario y las puse detrás de cada pata de la cama. Sí, tengo unas piedras en mi armario, y muchas cosas más por las que estaríais muy de acuerdo con mi padre. Pero bueno, que más me da a mí.

Cuando di el salto no pensé que todo se iría al garete, para nada, pensé en que había olvidado el paraguas, pero me daba exactamente igual. Por suerte la sábana no se rompió ni nada por el estilo, así que caí al suelo con gracilidad. Dejé mi cuerda casera colgando y me marché acompañada de mi grɑn ɑmigɑ, lɑ lluviɑ.


He estado demasiado ocupada ultimamente.
Por lo que ya me estoy poniendo al día.
Besos ^:^

No hay comentarios:

Publicar un comentario